NO DUDES… SÓLO CREE

Por: Liz Belkys Alcántara

Esta es la frase que más sintetiza la historia narrada en el capítulo 11 del libro de Juan. No acostumbro a escribir artículos como este en el periódico, pero me gustaría que aquellos que puedan leer este material, lo escudriñen al igual que yo y comprendan lo que Dios habla a la humanidad punto por punto.

Primero: Lázaro estaba enfermo. Que es lo mismo que nos ocurre como seres humanos; estamos propensos a enfermedades, a una economía o ingresos inestables, e incluso con la familia (sobre todo si hay miembros que no conocen o no quieren acercarse a Dios). En consecuencia, son muchos los males, pruebas y tentaciones que debemos atravesar para llegar a la tierra prometida. Pero solo a aquellos que salen de Egipto (el mundo y sus ofertas) y se atreven al igual que Josué y Calet a enfrentar esas situaciones, podrán llegar a la tierra prometida y disfrutar de una tierra que fluye leche y miel.

Segundo: Las pruebas y tentaciones nos hacen creer que ya todo está perdido, que el hecho de que existan gigantes significa que no podremos vencerlos; que el hecho de que un virus coronado exista, significa que no habrá un mañana para la humanidad. Sin embargo, Dios nos dice que no es con nuestra fuerza, sino, con la de nuestro defensor. Jesús nos dice que confiemos.

Tercero: En medio de esas turbulencias el enemigo utiliza incluso a nuestros seres queridos, familiares, amigos hermanos de la iglesia y nos juzga, al igual que a Job, piensan que el hecho de que estemos atravesando por situaciones significa que Dios nos abandonó o nos está castigando. Pero Dios dice que es para que la gloria de Dios sea manifestada, y todos los que criticaron, que murmuraban que el gigante, las pruebas y el dolor nos matarían, ahora serán testigos de la grandeza de cristo.

Cuarto: Paciencia. Jesús no actuó de inmediato, y la biblia textualmente afirma que él amaba a Lázaro y a sus hermanas María y Martha. Pero entendía que si iba tan pronto enfermó, entonces sanaría, y posiblemente las personas no creerían en que Dios hizo el milagro, sino que simplemente sanó. Lo mismo ocurre con nuestras situaciones; esos procesos que queremos que Dios responda de inmediato, pero en ocasiones, Dios no nos da un sí o un no, nos dice espera. Mantén la calma y aguarda a mi promesa, porque el hecho de que estés atravesando un mal momento no significa que sea para siempre, porque los momentos pasan. Lo que debemos hacer es esperar y confiar, para ver la gloria de Dios, ¡QUÉDATE EN CASA!

Quinto:  No pienses en que es imposible, porque nuestro Dios no conoce esa palabra. No dudes, las promesas de Dios para tu vida están ahí, aquí y ahora; y si el fuego parece apagarse, es hora de decir que sí, esos huesos vivirán. Porque nuestros ojos solo muestran limitaciones, aprende a vivir observando con el corazón, con la fe. Porque si solo somos capaces de ver con los ojos, solo veremos lo que está sucediendo ahora, no lo que Dios hará, no veremos para qué lo está haciendo, no veremos lo que está sucediendo en lo sobre natural. Dejemos que los profesionales, quienes arriesgan sus vidas para proteger las nuestras, realicen su labor sin interrupciones, colaboremos con estos héroes sin capa, AYUDÉMOSLES A AYUDARNOS.

Sexto: que nadie te subestime, que nadie te diga que no puedes, que nadie, (ni si quiera tú te hagas creer que ya no se puede). Si tienes que cambiar de ruta, porque el camino, los amigos o el entorno te están perjudicando, entonces hazlo. Pero NUNCA, NUNCA, NUNCA, cambies de destino. Sin mirar hacia atrás, sin querer la gloria de los demás, sin menospreciar la luz de los demás, si tienes que tomar un descanso, como Lázaro tomó 4 días, está bien; porque incluso la oruga se aleja de todos, se acurruca, busca presencia, porque entiende que es en la habitación, en el aposento alto, en lo secreto, en ese lugar es donde encuentra sabiduría, se cambia de piel, se levanta extiende sus alas y vuela tan alto que es imposible no contemplar su hermosura y glorificar a Dios por ello.

Finalmente, es momento de alejarse, es momento de estar tranquilos en casa; para que cuando esto termine, disfrutemos todos juntos, para que no falte nadie, para agradecer a Dios por el triunfo, pero sobretodo… Hacer de este mundo, un lugar mejor.