Como Pensaría el Patricio Juan Pablo Duarte en la Actualidad

Por: Lic. Darwin Leonardo Vásquez Pérez

Distinguidos dominicanos, me es más que un placer presentarme ante la nación por la que luché, para expresarle el sentimiento céntrico que hoy me invade, agradecido me siento de poder ser testigo presencial de las luchas que se efectuaron para lograr nuestra independencia.

“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio”, para expresar lo que siento.

Me siento triste, consternado y más que esto conmovido ante las grandes hecatombes, esas grandes guerras y bélicos conflictos que han pisoteado los derechos del pueblo dominicano, todo por el desconocimiento de los mismos, pero a pesar de todo, nuestro pueblo, esa bella feligresía que hoy se hace llamar dominicano no ha sabido valorar las grandes luchas heroicas, pero mucho menos nuestra independencia.

Nuestra independencia no fue un obsequio que nos legaron las naciones enemigas, fue una conquista aprecio de sangre, espada y fuego. Pero hoy, el país que hoy todos compartimos está siendo azotado por muchos flagelos, unos que otros creados por el pensamiento horripilante, corrupto y ambicioso de muchos de nuestros hermanos dominicanos. Temo expresar que hemos perdido valores fundamentales para el buen funcionamiento de nuestra nación, como son: La solidaridad, la justicia, el amor, la valentía y la valoración del emblema de nuestra cultura.

Nuestro país ha sido víctima de muchas dominaciones, de muchos incidentes y aun así no ha sabido valorar los triunfos que con tantos trabajos, sacrificios y martirios hemos logrado, todos los dominicanos saben a lo que me refiero.

Muchos se hacen de la vista gorda ante lo que está pasando, el gobierno debe mostrarse justo y enérgico ante las situaciones de conflictos políticos, culturales e instituciones que está viviendo el país en todos sus reglones. Poco a poco se está perpetrando una invasión de la que todos estamos enterados y no queremos recordar el ante pasado cuando fuimos dominados. Pueblo dominicano, autoridades estatales de nuestro país, es hora de despertar del letargo en que vivimos o en poco tiempo, no tendremos patria, ni libertad y mucho menos independencia.

Los dominicanos estamos obligados   a conservar y proteger por medio de leyes justas la libertad de nuestro país.

En Santo Domingo no hay más que un pueblo que desea ser libre e independiente de toda potencia extranjera, pero hay una fracción que siempre se ha pronunciado contra esta ley, contra este querer del pueblo dominicano, logrando siempre por medio de sus sórdidas intrigas adueñarse de la situación y hacer parecer al pueblo dominicano de un modo distinto a la realidad.

Tiempo de reaccionar es este en que estamos viviendo, tiempo de pesar y meditar en lo que fuimos y hoy somos como   nación. Nuestro país no pasara de ser tercermundista hasta que no aprenda a valorar y a poner en alto las cosas que nos han de caracterizar.

Valoremos los derechos de cada uno de nuestros hermanos ¡Basta ya! de tantos feminicidios, de tanta violencia, valoremos la vida de la mujer que es un ser apreciado que merece mucho respeto ya que por órdenes celestiales se ha tildado como el vaso más frágil, un ser que debe ser amado y no golpeado como si fuera un pedazo de metal que necesita ser moldeado. Con este mensaje no pretendo desdeñar el rol protagónico que desempeña el hombre en el hogar, sino más bien hago un llamado de amor y paz, ante tantos crímenes que hoy llenan de pánico todos los rincones de nuestra república.

Mujeres, amen a sus esposos, esposos, amen a sus mujeres, conózcanse, entiéndase, porque la usencia del amor y de entendimiento es la causa más grande del feminicidio, de toda muerte por violencia y de todos los males que hoy se presenta en nuestra sociedad dominicana.

En estos momentos me surge una pregunta, que pese a todos los conflictos no puedo dejar de realizar, y es ¿Qué haces como dominicano para el futuro de nuestra patria? que respondan sus conciencias, pero sin justificación, porque ella sin saberlo es el camino del fracaso y el lago seductor que sucumbe la vida de los que dices ¿para qué luchar si todo está perdido? Pero así las cosas no cambiaran.

De frente a los grandes cambios que en todos los renglones hemos experimentado, insto a que respetemos nuestros símbolos patrios, la memoria de nuestros patriotas, pero sobre todo seamos obedientes a los principios de Dios, y amemos su favor y pongamos en práctica los principios religiosos que nos caracterizan, porque con ellos surgió nuestra república y por ellos estamos aquí, hagamos un profundo y pleno apto de conciencia, porque nosotros siempre seremos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que creemos.

Por lo antes dicho no quiero ser racista ni poner por debajo los derechos de nuestros vecinos haitianos, mucho menos humillar sus principios, sus derechos y sus deberes, pero tampoco quiero dejar pasar por alto uno de mis grandes idearios: entre los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión.