FUTURO DEL TRABAJO EN REPÚBLICA DOMINICANA

Por: Juan Alfredo De La Cruz

Estamos en la cúspide de una revolución tecnológica en inteligencia artificial y robótica que puede ser transformadora para el crecimiento económico y el potencial humano. Por supuesto, otras fuerzas además de la tecnología darán forma a la naturaleza del trabajo, las oportunidades para los trabajadores y las condiciones de vida para la gran mayoría de las personas en todo el mundo.

Otros desafíos, como el clima y el medio ambiente, por nombrar solo un ejemplo destacado, podrían fundamentalmente reordenar los términos y parámetros bajo los cuales las economías, los gobiernos y las sociedades operarán en las próximas décadas.

Sin embargo, las tecnologías nuevas y emergentes tendrán un profundo efecto en el trabajo del futuro y crearán nuevas oportunidades para el crecimiento económico.

Si ese crecimiento se traduce en mejores niveles de vida, mejores condiciones de trabajo, mayor seguridad económica y mejor salud y longevidad en República Dominicana, dependerá de las instituciones de gobierno, inversiones públicas, educación, y del liderazgo público y privado.

Los países desarrollados han experimentado una polarización laboral, una mayor distribución del ingreso y una contracción de la fabricación tradicional en los últimos 20 años.

Pero la mayoría de las otras naciones han hecho más que República Dominicana para contrarrestar estas corrientes subterráneas invirtiendo en habilidades para los trabajadores, fortaleciendo las redes de seguridad social donde sea necesario e incentivando a las empresas del sector privado para aumentar la mano de obra en lugar de simplemente desplazarla.

Repetimos: el fracaso del mercado laboral de República Dominicana, para ofrecer una prosperidad ampliamente compartida a pesar del aumento de la productividad no es un subproducto inevitable de las tecnologías actuales o los mercados libres.

Podemos y debemos hacerlo mejor. Sin embargo, para comenzar a hacerlo mejor, primero debemos entender que el desafío de hoy, y probablemente el de mañana, no son muy pocos trabajos.  En cambio, es la calidad y la accesibilidad de los trabajos que existirán y las trayectorias profesionales que ofrecerán a los trabajadores, particularmente a aquellos con menos educación.

Abordar este desafío significa canalizar el progreso tecnológico y acompañar el crecimiento de la productividad hacia un mercado laboral fuerte que ofrezca un crecimiento de los ingresos y una seguridad económica ampliamente distribuidos, como ocurrió en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

La historia económica del siglo XX demuestra que un mercado laboral saludable puede servir de base, si no la base completa, para una prosperidad compartida.

República Dominicana debe fortalecer y construir instituciones, lanzar nuevas inversiones y forjar políticas que aseguren que el trabajo siga siendo una vía central, recompensada, estimada y económicamente viable para que la mayoría de los adultos prosperen.