Ven Danilo no habría ganado en 2012 sin respaldo de Leonel

Hubo dos aspectos que se destacaron en el discurso pronunciado ayer por el presidente Danilo Medina para responder la salida de Leonel Fernández del PLD: la ausencia notoria del escenario retórico del candidato Gonzalo Castillo, a quien llamó “El Penco”; y el “negacionismo” del gobernante que rechaza que su victoria electoral en el 2012 contara con el apoyo del expresidente Fernández.

Empezando por lo último, ¿qué puede llevar a Danilo Medina a negar un acontecimiento de la historia política reciente sobre el que no hay controversia? ¿Acaso no saben en el PLD y la sociedad dominicana que sin Leonel Fernández habría resultado imposible para Danilo alcanzar la presidencia de la República en el 2012?

Previo a mayo del 2012, cuando el presidente Medina describió su candidatura como “un palo encebao”, la Gallup-Hoy le otorgaba en las preferencias electorales apenas un 33.4% frente a un 49.9% de su rival, Hipólito Mejía. Una vez Leonel Fernández se integró a la campaña política, el escenario terminó cambiando 52% a 42% a favor de las aspiraciones de Medina.

La razón era que Leonel Fernández atesoraba una enorme popularidad política, pues había sido el presidente que sacó el país del atascadero de la crisis bancaria del 2003 y gobernaba sin ambiciones desmesuradas, lo cual quedó demostrado en el hecho de que pese a tener la reelección abierta para un tercer período, decidió apoyar a Medina, haciendo declinar, incluso, a su consorte, la ahora vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández.

Pero, hoy Danilo Medina niega con voz rotunda ese hecho y sostiene que, “a mí nadie me ha regalado nada, todos los escalones que he subido ha sido a base de esfuerzo y de sacrificio, pero nadie me ha querido dar nunca nada; al contrario, me han querido siempre impedir que logre cosas que son tan simples que a cualquiera se las pueden regalar”.

Más aún, pese a haber reconocido en el pasado que en la victoria del 2012 Leonel trabajó para su candidatura más que para la suya, Medina hoy acusa a líder de La Fuerza del Pueblo de que, “en el 2012 había un pacto con Hipólito Mejía, en el 2012 no se me estaba apoyando, el problema fue que Hipólito cometió un error y violó el pacto y se llenaron de miedo y entonces se sumaron a la campaña electoral”.

Las contradicciones del mandatario han hecho “explotar” las redes sociales con comentarios desfavorables a su cambio de posición. Por esa razón, desde el punto de vista politológico resulta interesante hacer un enfoque para debatir qué puede motivar el “negacionismo” del gobernante.

Qué es la “posverdad”

Conceptualmente, la “posverdad” es el término que se ha utilizado desde el surgimiento del fenómeno Donald Trump para describir la práctica frecuente de algunos políticos de asumir que la “verdad” como un concepto relativo, no existe en términos absolutos; por lo que los hechos están subordinados a sus puntos de vistas.

El filósofo estadounidense Lee Mclntyre define la “posverdad” como “un mundo en el que los políticos pueden desafiar los hechos y no pagar ningún precio político por ello”.

En un opúsculo sobre el tema, este filósofo sostiene que el “negacionismo” respecto de hechos notorios y no controvertido suele abrazar “un estándar de duda desconcertantemente alto respecto de los hechos que no se quieren creer, junto con una credulidad completa hacia cualquier hecho que encaje en sus planes. (…) Esto supone no sólo el abandono de los hechos, sino una corrupción del proceso por el que los hechos se reúnen de forma creíble y se usan de manera fiable para conformar las creencias que uno tiene sobre la realidad”.

Sostiene el autor que esta corriente de pensamiento socava la idea de que algunas cosas son falsas o verdaderas independientemente de cómo nos sintamos con respecto de ellas o de que puedan amenazar nuestros intereses.
Sin duda, que con su afirmación, el presidente Medina desafía una verdad establecida, respecto del hecho irrefutable de que Leonel Fernández fue un acicate fundamental para su ascenso al poder en el 2012.

Ese es un hecho obvio y factualmente comprobable; lo único que explica el desafío que plantea el presidente Medina a ese dato es la revelación de Leonel Fernández el día anterior en su discurso de que pese a ello ha sido objeto de múltiples tramas para destruirlo de parte de Medina.

Respecto del primer elemento del discurso del Presidente, el silencio de Gonzalo Castillo, a quien llamó El Penco, Danilo Medina parece vivir el síndrome del expresidente mexicano Vicente Fox, quien al final de su sexenio no entendía que el candidato era Rafael Calderón y, sin reparos, eclipsaba su figura política dando la falsa impresión de ser él quien se postulaba.

En el caso de Medina, el artículo transitorio vigésimo de la Constitución establece que no podrá ser candidato “nunca jamás”, por lo que es una expresión ilusoria aquello de que, “con las personas que están, yo gano las elecciones”.

Namphi Rodríguez

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