El uso de vales o fichas como instrumento de pago a los braceros, los cuales solo podían cambiarse por bienes en las bodegas del ingenio, esto obedecía a la falta de circulante, pero generaba explotación laboral, pues imagine que después de cortar caña bajo el sol abrasador, su pago sea un pedazo de metal que solo era admitido en la tienda de su jefe. La práctica llego a su fin durante la dictadura de Trujillo.
Desde mitad del siglo XIX la política planteada para atraer inmigración favorecía que fueran blancos los que entraran (fíjese el prejuicio racial que nos gastábamos), pero cuando los ingenios vieron escasear la mano de obra a causa de que el jornalero dominicano no quería trabajar por sueldos bajos o era reclutado para el servicio militar de un país que constantemente sufría revueltas, se justificó que se gestionará trabajadores en Puerto Rico al inicio y luego braceros negros en las islas coloniales británicas para suplir la demanda del mercado laboral. Muchos eran atraídos por mejores salarios a Cuba, aquello que se pagaba era muy poco, muchos optan por irse, la fuga se intentó detener impidiendo en una ocasión que buques transportaran a braceros extranjeros o que se les vendieran pasajes navieros.
La forma en que se extendían la propiedad territorial de los ingenios, deja mucho que desear. Sirviéndose de fallas en las legislaciones que durante la intervención norteamericana de 1916-1924 se aprobaron, se incrementaba el patrimonio de forma perjudicial. Una práctica astuta era convenciendo a los campesinos que se convirtieran en colonos prestandoles dinero para facilitar la producción, la tierra era la garantía, ya imaginaran que pasaba después.
Hay un caso a destacar con William Bass quien fuera dueño del Consuelo, el ingenio más grande del país a principios del siglo XX. Sostenía la tesis de que se acordara un tratado de reciprocidad con los Estados Unidos a fin de reducir aranceles al azúcar dominicano, siendo beneficioso esto para la industria.William luego defendió ante el Congreso en Washington que se debía intervenir al estado dominicano para estabilizarlo y enderezarle el rumbo. Los sueños de Bass se hicieron realidad en 1916, pero había vendido el ingenio 5 años atrás.
Conocer el lado no tan admirable del desarrollo agroindustrial del país, en especial el rubro azucarero sirve para crear conciencia de que si bien un país necesita empleos, degradan al empleado cuando es explotado o abusado.
