EL ANTÍDOTO DE LA POBREZA NO ES EL DINERO, ES LA EDUCACIÓN

Por: Carlos Lancot

Para salir de la pobreza, primero hay que salir de la ignorancia.

El dinero en las manos del pobre es como el algodón de azúcar en las manos de un niño: desaparece en cuestión de minutos.

Ahora bien, cuando hablamos de educación debemos entender que educación e instrucción no son lo mismo. Instrucción tiene que ver con los conocimientos, mientras que educación tiene que ver con el SER. De hecho, la palabra educar significa “sacar lo mejor que hay en el ser humano.” Educar no es añadir conocimientos, sino desarrollar experiencia.

Por eso es impensable que una persona educada, sea pobre. Hay gente instruida, con títulos y grados, pero que no es realmente educada. Tienen instrucción. Y cuando usted repasa el origen y significado de la palabra INSTRUIR, se encontrará que instruir tiene que ver con “adoctrinar y comunicar conocimientos.” Por supuesto, tener buenos modales, como saludar a las personas, agradecer y ser humilde, tampoco significa estar del todo educado. Hay gente con buenos modales y una gran sencillez de espíritu, y son financieramente pobres.
Comentamos esto porque en un reciente artículo decíamos que la pobreza se ha convertido en una cultura. La cultura es algo que usted y yo CULTIVAMOS todos los días, es algo que hacemos casi de modo automático. La cultura son nuestras costumbres, nuestras valoraciones, nuestros sentimientos y creencias. La cultura es nuestro patrimonio, es una herencia social que se transmite de generación en generación. El asunto que nos compete es observar que la pobreza se ha camuflado en nuestra cultura y que debemos cambiar esa cultura con EDUCACIÓN. Si usted se educa, usted puede cambiar su cultura. Cambiar de hábitos le será más sencillo. Su relación con el dinero será mejor porque una cultura de prosperidad, crea prosperidad.

Peter Drucker, quizá uno de los más grandes estudiosos del comportamiento empresarial, decía que “la cultura se come a la estrategia para desayunar.” Porque lo importante no son las estrategias, sino la persona que ejecuta las estrategias. Hay muchas estrategias para salir de deudas, pero pocos tienen éxito con ellas. Hay mucho conocimiento, pero pocos resultados. El famoso libro de Robert Kiyosaki, Padre Rico Padre Pobre, ha vendido millones de ejemplares, algunos de sus lectores han logrado triunfar con el dinero y otros siguen igual o peor. El libro es el mismo. Lo que allí se dice es exactamente igual para todos. ¿Quién hace la diferencia? El lector. La persona. ¿Y qué es lo que resulta decisivo en una persona? Su cultura.

Vivimos en tiempos en los que hasta tenemos memes de la pobreza. Chistes de la pobreza. Bromas de la escasez. La vez pasada un muchacho compartió en su muro de Facebook un meme que decía:

“Busco novia…se barrer, se cocinar, planchar y, encima, me dejo pegar.” Todo el mundo se reía. “JAJAJAJAJ, que buena.”, decían los comentarios. Deténganse usted un momento y analice lo que hay detrás de la broma. ¿Por qué bromear con la pobreza cuando podemos bromear con la riqueza? Ese muchacho pudo poner un chiste que diga: “Busco novia…soy un magnate, tengo una mansión, viajo por el mundo y tengo una Diners Club”.

La razón es la cultura… nuestra cultura en el Perú, y en general en Latinoamérica, es una cultura centrada en la escasez, en el conformismo. Le pongo otro ejemplo: Una joven le presenta su novio a una amiga, a quien veía después de bastante tiempo. Todo iba bien. Conversación va, conversación viene, cuando de pronto el muchacho (el novio) se fue al baño, la amiga dice: “No lo puedo creeeer… ¿él es tu novio?” Y la novia responde riéndose: “A nada.” Si estudiamos esa respuesta, lo que hay detrás es conformismo. La traducción de “A nada” es que “algo es algo, este feo es mejor que andar sola.” Y claro, toleramos esas expresiones porque las decimos como broma. Creemos que no es ofensivo y ciertamente puede que no lo sea, pero de que es alimento para una cultura de escasez, LO ES.

Una señora le pide un favor a su hermana. Cuando la mujer estaba diciendo: “Mary, hazme un favor…” su hermana la interrumpió para decirle: “Cualquier cosa menos plata…” La pregunta es una sola: ¿Por qué esa mujer sospecha que el favor que le van a pedir es un prestamos de dinero? ¿Por qué es lo primero que se le ocurre?

La pobreza camuflada, la escasez como cultura, el conformismo tolerado, las bromas mediocres… eso es lo que tenemos que cambiar. ¿Cómo? Empiece por su vocabulario. Las palabras tienen poder…así que preste atención a lo que dice y a sus reacciones. Estudie las bromas de su entorno. Préstele atención a todo… Empiece por allí. Le pongo un último caso: Una señora quiere que su esposo baje de peso, pero siempre le dice “GORDITO”, de cariño. Cada vez que ese tipo escucha la palabra gordito, ¿qué cuadro mental creen que aparece en su mente?